Si, ya sé...muy prolífico ultimamente para lo que era este escupidero de tonterías...a lo mejor deberia cambiarle la cabecera:
"Su Ilustrisima, ¡un blog tan constante que tranquiliza!"
Curioso por donde te llevan los meandros de la creación artística...Estaba refunfuñando para mis adentros ante este encargo, pensando en que ya va uno teniendo una edad y un estilo como para meterse en ejercicios de esta índole. En esas que barruntaba "En la vida he hecho este tipo de dibujos, no manejo sus códigos, no entiendo sus constantes...¡yo no dibujo así!" y no era capáz de sacarlo adelante, pero...
¡Creo que hacía meses que no me sentía tan a gusto dibujando! Me ha dado por trabajar diréctamente con tinta, que viene a ser como el equilibrismo sin red y, de la pura tensión de no liarla, he descubierto una libertad y un placer inmenso. Para más inri, mi scaner se ha confabulado en tan feliz disparate y, en lugar de escanearme el dibujo completo, ha decidido sesgármelo en ese encuadre tan molón.
A veces, casi siempre, meterle mano a un papel es como manejar un bote en una galerna con la única ayuda de una botella de aguadulce. Otras, es encender una cerilla dentro de un tornado. A veces, es como levantarte junto la misma persona desde hace cincuenta años. Y pocas veces, cuando agarras lo inaprensible tán al vuelo, tán precísamente y con tanta alegría y despreocupación como ha sido este caso, se parece al sabor del vino, a un montón de besos, a un piano que se toca sólo.
Vale, sé que es difícil entender donde veo yo todo eso en ese dibujo tan desagradable, hablo más bien de la inspiración. Algo que, como veréis, no se parece a nada (si acaso, para mi, a algunas de las horteradas que enumero arriba.) pero que se persigue por el mero hecho de perseguirla y que, como mayor recompensa, guarda en sí para el que la coja, la suprema sensación de la realización.
Ya os colgaré más, cómo no.